Uno de los principales valores patrimoniales que la Hermandad del Gran Poder y la devoción al Señor ha aportado a lo largo del s. XX a la ciudad de Sevilla y su Semana Santa, es la proliferación de retablos cerámicos callejeros, tanto dedicados al Señor como a otras advocaciones, hoy comunes en las fachadas de los templos y en las viviendas particulares de la ciudad.
El germen de esta proliferación fue la idea de colocar en 1912 en la fachada de la Capilla propiedad de la Hermandad en la Parroquia de San Lorenzo un azulejo pintado con la efigie del Señor del Gran Poder al que poder rezar cuando las puertas del templo ya estuvieran cerradas. El azulejo del Señor, que reproduce fielmente a la Bendita Imagen completa, cargando con la cruz y con la túnica de los Cardos en una hornacina de medio punto como la de la propia capilla, se ubica en un retablo de corte plateresco, realizado con la inspiración de los propios azulejos del s. XVII de los Valladares del interior de la Parroquia. A ellos se añade un tejadillo y dos faroles con luminarias, en una iconografía de la retablística cerámica hoy consolidada, acorde a la Sevilla de la época. El autor del retablo es el ceramista Manuel Rodríguez Pérez de Tudela.
Recientemente la Hermandad ha adquirido por la donación de una familia devota del Señor un azulejo hermano al de la plaza que hiciera en la misma década Pérez de Tudela. De similar tamaño y disposición aunque con alguna variante en la hornacina y sin el tejaroz, el azulejo preside la sala de acceso al columbario de la Hermandad desde su construcción.
Además de éstos, desde 1968 preside la bajada del Camarín del Señor un azulejo de la Santísima Virgen de la Esperanza de la Macarena, una donación realizada por la propia Hermandad y debida al ceramista Antonio Morilla Galea. Otros dos azulejos ornamentan el zaguán de la entrada a las dependencias de la Hermandad desde la plaza de San Lorenzo, uno para la imagen del Señor y otro, de reciente factura, de la Santísima Virgen.
Muy interesantes son los azulejos pintados del zócalo de la Capilla de la Hermandad de la Parroquia de San Lorenzo. Las piezas son incorporadas en el proceso de ornamentación de este espacio, llevado a cabo desde 1895 a 1897 en una comisión de la que forma parte el pintor sevillano Gonzalo Bilbao. Se trata de una serie de elementos vegetales y platerescos en los que se insertan cartelas con escenas de la Pasión de Jesucristo. Los dibujos se deben a Manuel Arellano, mientras que su traslación fue por parte del taller de cerámica de Triana de la Viuda de Gómez. También en la Capilla de San Lorenzo, en las dependencias anejas, se disponen zócalos de cuerda seca de impronta trianera, posiblemente de la misma reforma.