La pasada semana se recibía la donación por parte de una hermana de la corporación, en memoria de su difunto marido, a cuya familia había pertenecido, de un espléndido crucificado en marfil.
Aunque se desconocen los orígenes de la pieza, morfológicamente se trata de una obra barroca, en la que Jesucristo aparece coronado de espinas, agonizante con la mirada hacia el cielo, en el momento de la Pasión en el que clama al Padre. La escultura no presenta herida en el costado, con el cuerpo perfectamente anatomizado, envuelto por el paño de pureza que se anuda en la cadera derecha, pendiendo por tres clavos de una cruz de madera cilíndrica de caoba. La cruz aparece rematada en cuatro cantoneras de plata labrada de época, destacando su ornamentación en piñas.
La escultura aparece sobre un dosel de terciopelo dorado, con madera tallada y dorada, tal y como la familia le ha rendido culto en su domicilio durante varias generaciones.
Tras la firma de la correspondiente acta de donación, el crucificado ha sido colocado en la Sala capitular de la Hermandad.