La dilatada historia y antigüedad de la Hermandad del Gran Poder, ha conllevado que a lo largo de los siglos la sede de la institución haya variado hasta en seis ocasiones, un peregrinar que se ancla desde el s. XVIII a la Plaza de San Lorenzo hasta la edificación de su propio Templo, hoy Basílica.
Sólo existe discrepancia en cuanto a su sede fundacional en 1431. Coincidiendo los historiadores en haber sido fundada en un Monasterio bajo la advocación de Santo Domingo, unos se inclinan por haber sido el Monasterio de San Benito –también llamado de Santa María y Santo Domingo- dependiente hasta 1593 del de Silos, y otros por el que bajo la misma advocación –Santo Domingo de Calatrava- tenía la Orden de Calatrava en la actual calle de ese nombre. A partir de ahí, sí es historia conocida su traslado entre 1439 y 1442, concedido por el arzobispo Gutierre Alvarez de Toledo, al entonces Convento de la Orden de Santiago de los Caballeros, o de la Espada, hoy Mercedarias de la Asunción, entre las actuales calles San Vicente y Guadalquivir, ocupando en el mismo la Capilla del Obispo de Badajoz, Leonardo Suárez de Figueroa.
En 1544, bajo licencia del Arzobispo Fray García de Loaysa (1539-1546) según mencionan las reglas de 1570, se trasladó al Convento de Santa María del Valle, orden franciscana, intramuros y en la collación de San Román. Permanecen allí, al menos hasta su venta a la congregación en 1695 con, posiblemente, una breve vuelta en 1575 a Santiago de la Espada al estar en ejecución las obras de la capilla en el Convento del Valle. La iglesia es la actual sede de la Hermandad de Los Gitanos.
En 1694, y debido a las malas relaciones con la hermandad de la Coronación, radicada también en el Valle, adquieren escritura con los frailes trinitarios de la Orden Descalza en la nueva sede de estos en la Plaza de San Pedro. Construirían en ella capilla propia (entre una calle que llevaba a San Leandro y otra a Santa Catalina) con acceso propio abierto todos los días del año por las mañanas y los de cuaresma hasta la puesta del sol. Por desavenencias posteriores con los trinitarios descalzos, y aún cuando las mismas serían finalmente resueltas favorablemente a la Hermandad desde Roma, nunca llegaría a edificarse esta Capilla ni por tanto, a trasladarse allí la Hermandad.
Por el contrario, en 1695 vendería la Capilla del Convento de Santa María del Valle a la congregación al precio de 6.480 reales. La marcha debió ser por diferencias en torno a las obligaciones de los frailes para con la cofradía, habiéndosela desplazado a hacer su estación al Viernes Santo mañana en los últimos años de estas décadas ya que la Hermandad solicitó su vuelta al jueves en 1693, lo que se soluciona con una concordia de urgencia. De este modo, en 1697 el arzobispo Juan de Monrroy licita el traslado de la cofradía a la sede del Colegio de San Acasio, Noviciado de Sevilla de la Orden de San Agustín, donde permanecerían brevemente, dadas las reducidas proporciones de la misma.
En 1702 la Hermandad encuentra acomodo provisional en la Parroquia de San Lorenzo, que pasaría a ser definitivo con la adquisición notarial, en 1703, de la capilla del patronato de D. Alonso Fernández Treviño, que la poseía desde 1599 y que en aquel momento recaía en D. Pedro Domingo de Peragullano, quien la poseía a la espalda de la de Rocamador. Los primeros años debió estar en obras casi continuas, pues en 1710 se convoca a los hermanos para la colocación del Señor en su altar de capilla; en 1712 y 1715 se vuelve a ampliar por cesiones de suelo del Ayuntamiento, y en 1717 es la parroquia la que le cede algunos terrenos para su expansión.
Con el traslado a San Lorenzo comienza a conocerse como “Santísima Cofradía de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder y María Santísima del Mayor Dolor y Traspaso”, e iniciaría una época de gran acrecentamiento de la devoción popular al Señor.
Tras haberse barajado y desechado otras opciones a lo largo de todo el s. XX, de la Parroquia de San Lorenzo sólo habría ya de salir –si bien manteniendo la propiedad de la capilla en San Lorenzo- en 1965 para ocupar su última y definitiva sede, la Basílica de Jesús del Gran Poder, en la misma Plaza de San Lorenzo.