Su Santidad el papa Francisco ha hecho pública hoy, a la finalización del Año de la Misericordia, una carta titulada “Misericordia et misera” (misericordia y miseria) con la que quiere recopilar y no dejar en el vacío los frutos, reflexiones y esperanzas que han surgido en el seno de la Iglesia, de la que es cabeza, tras la proclamación de la Misericordiae Vultus y el desarrollo en todo el orbe católico del Año Jubilar.
En la carta se repasan aquellas cuestiones que mayor calado han tenido a los ojos del Santo Padre durante este año litúrgico pasado, deteniéndose en el sacramento del perdón, que extiende a casos concretos, prolongando la labor en ese y otros sentidos de los más de 1000 misioneros que envió como voz de la Misericorida de Dios. En ese sentido el Santo Padre reafirma en su escrito que “puedo y debo afirmar que no existe ningún pecado que la misericordia de Dios no pueda alcanzar y destruir, allí donde encuentra un corazón arrepentido que pide reconciliarse con el Padre”.
Además el Papa se detiene de forma especial en los beneficios espirituales, anímicos y en el valor de la esperanza para todos aquellos que sigan poniendo en práctica las obras de misericorida, tanto espirituales como sobre todo corporales con aquellos que más lo necesitan, mencionando que “las personas cambian y son más felices cuando ayudan a otras, evocando los «gestos concretos de bondad y ternura» que ha visto en decenas de voluntarios y voluntarias en sus visitas de este año”.
Lee el texto completo de la Carta Apostólica Misericordia et misera