La mañana de Jueves Santo en la Basílica del Gran Poder

Un años más, amanecía un Jueves Santo en el barrio de San Lorenzo y todo estaba dispuesto en la Basílica de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder para que nuestras Sagradas Imágenes realizaran en la Madrugada del Viernes Santo una nueva Estación de Penitencia.

Desde su apertura, a las nueve de la mañana, los hermanos, devotos y fieles formaban una extensa fila a la espera de poder encontrarse con sus devociones, María Santísima del Mayor Dolor y Traspaso y el Señor del Gran Poder. El día estaba despejado y mostraba una gran claridad, ambiente que animaba a disfrutar de un día inolvidable. El Hermano Mayor y la Junta de Gobierno recibían a las distintas autoridades religiosas, civiles y militares, destacando la visita a media mañana del Arzobispo de la archidiócesis de Sevilla, Monseñor D. José Ángel Saiz Meneses, acompañado del Presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías de Sevilla, D. Francisco Vélez.

Asimismo, nos visitó una amplia representación civil como el Alcalde de Sevilla, Sr. D. Antonio Muñoz Martínez, el portavoz del grupo municipal de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Sevilla, D. Miguel Ángel Aumesquet o la portavoz del grupo municipal de Vox en el Ayuntamiento de Sevilla, Dña. Cristina Peláez.

También recibimos la vista del Jefe Superior de Andalucía Occidental de la policía, D. Andrés Garrido Cancio y del Jefe Provincial de la policía de Sevilla, D. Ernesto López Ganfornina.

Del mismo modo, nos visitaron varias hermandades tanto de penitencia, como de gloria y sacramentales. Especial mención merecen, por los numerosos asistentes, las visitas de las hermandades de la feligresía y de la madrugada, realizando todas ellas ofrendas florales.

Sobre sus pasos, por un lado, el Señor del Gran Poder vestía la túnica de los cardos y por otro, la Santísima Virgen del Mayor Dolor y Traspaso lucía el terno de salida con el manto y saya granate diseñados a juego con el palio por Rodríguez Ojeda en 1904. La Virgen estrenaba encajes de Bruselas, técnica de punto de aguja, del siglo XIX (1870-90) y un pañuelo de punto de aguja con rosas en relieve, también de la misma época, donado por un grupo de devotas.

 

 

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